vida submarina

ODS 14: Vida submarina

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El papel que juegan los océanos como soporte vital de nuestro planeta es crucial en las necesidades económicas, sociales y medioambientales de la población mundial. Los océanos regulan el sistema climático mundial. Constituyen el mayor ecosistema del mundo, albergando casi un millón de especies conocidas y presentan un enorme potencial científico sin explotar. Sin embargo, la explotación irresponsable de los recursos ha generado una degradación que amenaza directamente la vida humana tal y como la conocemos. La existencia humana y la vida en la Tierra dependen de unos océanos y mares sanos. El Objetivo 14 pretende conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares, recursos y vida submarina.

¿De qué trata el ODS 14 sobare vida submarina? 

Los océanos cubren tres cuartas partes de la superficie terrestre, contienen el 97 % del agua de la Tierra y representan el 99 % del espacio vital del planeta por volumen.
Son fuente de recursos naturales clave como alimentos, medicinas, biocombustibles y otros productos. Pero también contribuyen a descomponer y eliminar los residuos y a reducir la contaminación. Los ecosistemas costeros ayudan a reducir los daños causados por las tormentas. De manera adicional, los océanos absorben aproximadamente un 30% de las emisiones de dióxido de carbono generadas por el ser humano.

Sin embargo la contaminación marina amenaza este ecosistema, con más de 12 millones de toneladas métricas de contaminación, que se espera se triplique para 2024. El pH medio del océano es de 8,1, un 30% más ácido que en la época preindustrial. Esto afecta a la vida marina y a la cadena alimentaria, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria mundial. 

El ODS 14 para la salvaguarda y recuperación de la vida submarina, es una de las claves fundamentales de un futuro sostenible y conlleva: 

  • Impulsar e intensificar los esfuerzos de conservación de los ecosistemas marinos.
  • Invertir en la investigación de la ciencia oceánica.
  • Actuar contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), eliminar la sobrepesca y abordar, internacionalmente, la gestión pesquera.
  • Reducir la contaminación terrestre y los vertidos al océano.
  • Fomentar el crecimiento de los estados insulares en desarrollo y apoyar la pesca artesanal.
  • Desarrollar y reforzar el derecho internacional sobre océanos y mares. 

La ampliación de áreas marinas protegidas como foco principal

El aumento general de las temperaturas de la tierra podría provocar la extinción de entre el 13 y el 27% de las especies conocidas en la Tierra. En 2022 la Cumbre de la biodiversidad de Montreal finalizó con un acuerdo histórico, que firmaron 190 gobiernos, para proteger el 30 % de la superficie terrestre y marina para el 2030. Este acuerdo se denominó Marco Global de Biodiversidad y es conocido como propuesta “30x30”. 

Actualmente, se estima que tan solo el 1,5% de los mares y océanos del mundo son áreas marinas protegidas, y en el caso de Europa este porcentaje alcanza el 4%. El objetivo del 30% no es un porcentaje escogido al azar. Se trata del punto crítico marcado por la comunidad científica para evitar el riesgo de una extinción masiva y asegurar al mismo tiempo el alimento y la prosperidad económica. 

En España, el Gobierno aprobó en junio de 2022 la decisión de proteger el 25% de la superficie marina para 2025, ampliando los espacios protegidos en diciembre de 2023 para llegar al 30% en 2030.  

El mayor desafío en este reto es la gestión. La protección de la vida submarina persigue la mejora del conocimiento de las especies y la vulnerabilidad de especies y hábitats ante del cambio climático. También la regulación del impacto que generan las actividades económicas, incluyendo actividades no pesqueras, la pesca profesional y recreativa y el diseño de medidas para compatibilizar los recursos naturales con las actividades humanas. Ello implica una planificación estratégica y participativa. 

Por otro lado, a nivel mundial, se estima que el 80% se concentra de la biodiversidad se concentra en territorios con poblaciones indígenas, que temen que la protección de espacios naturales suponga el desplazamiento de poblaciones locales. Los derechos de estas comunidades y su contribución a la conservación de la biodiversidad son reconocidos y respetados en los términos del acuerdo.

Naciones Unidas indica que la correcta gestión de las zonas marinas protegidas contribuye a la reducción de la pobreza, proporcionando reconocimiento y protección a la pesca tradicional, y a las mujeres que contribuyen a estas comunidades, aumentando los ingresos y generando prosperidad.

Metas a cumplir dentro del ODS 14 de vida submarina

La Agenda 2023 establece las siguientes metas para la consecución del objetivo 14, Vida Submarina: 

14.1. Prevenir y reducir significativamente la contaminación marina de todo tipo, en particular la producida por actividades realizadas en tierra, incluidos los detritos marinos y la polución por nutrientes

14.2. Gestionar y proteger sosteniblemente los ecosistemas marinos y costeros para evitar efectos adversos importantes, fortaleciendo su resiliencia, y adoptar medidas para restaurarlos a fin de restablecer la salud y la productividad de los océanos

14.3. Minimizar y abordar los efectos de la acidificación de los océanos, mediante una mayor cooperación científica a todos los niveles

14.4. Regular eficazmente la explotación pesquera y poner fin a la pesca excesiva, la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y las prácticas pesqueras destructivas.  Restablecer las poblaciones de peces en el plazo más breve posible, alcanzando niveles que puedan producir el máximo rendimiento sostenible de acuerdo con sus características biológicas

14.5. Conservar al menos el 10% de las zonas costeras y marinas, de conformidad con las leyes nacionales y el derecho internacional.

14.6. Prohibir las subvenciones a la pesca que contribuyen a la sobrecapacidad y la pesca excesiva. Eliminar las subvenciones que contribuyen a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada. 

14.7. Impulsar económicamente a los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países menos adelantados mediante la gestión sostenible de la pesca, la acuicultura y el turismo-

14.a. Aumentar los conocimientos científicos, desarrollar la capacidad de investigación y transferir tecnología marina, teniendo en cuenta los Criterios y Directrices para la Transferencia de Tecnología Marina de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental, a fin de mejorar la salud de los océanos y potenciar la contribución de la biodiversidad marina. 

14.b. Facilitar el acceso de los pescadores artesanales a los recursos marinos y los mercados.

14.c. Mejorar la conservación y el uso sostenible de los océanos y sus recursos aplicando el derecho internacional reflejado en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.

¿Cómo ayudar a prevenir el calentamiento de los océanos?

Las metas del ODS 14 involucran, sobre todo, a países e instituciones. Sin embargo, el sector privado tiene un papel de actor protagonista en el compromiso de contaminación de los océanos.

Medidas que el Pacto Mundial recomienda a las empresas

  • Implementar políticas y prácticas empresariales que eviten la contaminación y sobreexplotación de mares y océanos.

  • Suscribir los Principios del Océano Sostenible y comprometerse a su aplicación. 
  • Implementar y certificar sistemas de gestión ambiental que prevengan y minimicen el impacto de la empresa sobre los ecosistemas acuáticos y la biodiversidad.
  • Reducir el uso de sustancias tóxicas y materiales no biodegradables en el ciclo de los productos y servicios de la empresa, evitando que llegue a los ecosistemas marinos y costeros.
  • Adoptar criterios de economía circular para la reducción y reutilización de plásticos que puedan llegar a los ecosistemas marinos, extendiéndolo a la cadena de suministro.
  • En el caso del sector agroalimentario y pesquero promover modalidades de pesca sostenible y actuando contra la sobrepesca y la pesca ilegal. 
  • Disminuir el uso de combustibles fósiles en las operaciones y sustituyéndolos por energías renovables.
  • Incluir acciones de mitigación del cambio climático en sus planes de acción. 
  • Concienciar a empleados y cadena de suministro sobre el cambio climático y la protección de los ecosistemas marinos y costeros.
  • Actuar bajo criterios de sostenibilidad en zonas insulares en desarrollo. 
  • En caso de empresas constructoras y turísticas, promoviendo una urbanización sostenible del litoral y la costa. 
  • Invertir en tecnologías menos intensivas en la emisión de carbono y, en el sector pesquero, invertir en tecnologías para la pesca sostenible. 

El punto de partida para acabar con la explotación pesquera

La vida submarina presenta dos amenazas fundamentales, respecto a la explotación pesquera: 

Por un lado la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), que pone en riesgo la vida de los ecosistemas y el sustento de los pescadores y sus comunidades en países en desarrollo. Esta práctica representa aproximadamente el 20% de los peces que se capturan anualmente y causa pérdidas hasta de 23.000 millones de dólares al año. 

A nivel ecológico, las consecuencias son daños a la vida submarina, que abarca los ecosistemas de los fondos de corales y las plantas acuáticas, no prestando atención a su conservación buscando un gran beneficio a corto plazo. Socioeconómicamente, por la cantidad de pescado extraído se reduce su disponibilidad para las personas que más lo necesitan y hace que su valor cambie en la cadena de producción. Por último, esta pesca no respeta las medidas de seguridad ni las condiciones laborales de los pescadores.

Para luchar contra la pesca ilegal, no declarada y no regulada existen diferentes mecanismos internacionales basados en las recomendaciones de la FAO (agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Pacto de Montreal, anteriormente mencionado, y las regulaciones regionales o como el Reglamento de la UE, que permite “sacar tarjeta roja” a países que vulneran los acuerdos contra este tipo de pesca, como Camerún.

El segundo gran problema es la sobrepesca, que implica la extracción de un número superior de peces y otras especies marinas a los que nacen, haciendo augurar un mundo de mares yermos y sin vida. 

¿Qué impacto tiene la explotación pesquera y como salvaguardarla?

Se estima que la sobreexplotación pesquera afecta a más del 90% de las poblaciones de peces del Mediterráneo y al 40% de las poblaciones en aguas europeas del Atlántico, por lo que existe el riesgo de perder muchas de las especies que consumimos hoy en día, impidiendo la recuperación de las poblaciones de forma natural. La utilización de tecnología para la creación de enormes vascos pesqueros, con sistemas de congelación, procesamiento de harinas de pescado y potentes motores, están afectando también al resto de especies y al fondo marino, afectando su equilibrio trófico, y todo ello pese a que la pesca artesanal y sostenible representa el 88% de la flota y el 80% de la pesca europea continental. Sin embargo solamente recibe el 20% de las cuotas de pesca.

La lucha contra la sobreexplotación pesquera y la preservación de la vida submarina precisa la creación de santuarios marinos en los que se garantice un modelo de pesca 100% sostenible y regenerativo, para la recuperación de la diversidad. 

Por otro lado, se requiere la conversión de la pesca de altura, introduciendo modelos que garanticen la sostenibilidad, la limitación de las explotaciones de acuicultura, el control de la contaminación del medio marino y la elaboración de medidas para la concienciación del consumidor.

Puedes continuar aprendiendo sobre los objetivos de desarrollo sostenible en las siguientes entradas de nuestro blog. Si te apasiona la sostenibilidad y el impacto social, o quieres dedicarte a ello profesionalmente, puedes formarte con nosotros. Te recomendamos visitar la oferta de másteres de OBS Business School.