producción y consumo responsables

ODS 12 | Producción y consumo responsables

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¿Sabías que la población mundial consume el equivalente a 1,75 planetas al año? Los modos de vida actuales implican  el uso de más recursos de los que el planeta es capaz de generar en 365 días. Desde los años 70, cada año se adelanta el día de sobrecapacidad de la Tierra. En 2023, el 2 de agosto ya habíamos consumido todo lo que nuestro planeta es capaz de producir en un año. Se calcula que en 2050 la población mundial alcanzará los 100.000 millones de personas y necesitaremos el equivalente a 3 planetas para vivir al ritmo de vida actual. El ODS 12 aborda esta problemática con acciones concretas para alcanzar una producción y consumo sostenibles, que no agoten los recursos ni dañen los ecosistemas.

ODS 12 producción y consumo responsable, ¿qué objetivo persigue?

Necesitamos cambiar el modelo actual de producción y consumo para lograr la eficiencia en la gestión de los recursos naturales disponibles. Para ello necesitamos una visión global sobre el problema y actuar en todos los focos posibles. El ODS 12 persigue:

  • Reducir la huella de materialidad, entendida como la cantidad extraída de materias primas para uso final. Además, los países desarrollados extraen más de lo que consumen y lo hacen fuera de sus áreas, existiendo una sobreexplotación de los países más pobres, que no son los consumidores finales de estos recursos.
  • La puesta en marcha de procesos para evitar la pérdida o desperdicio de alimentos. Naciones Unidas nos pone sobre la pista de que cada año, un tercio de toda la comida producida (unos 1300 millones de toneladas, por valor de 1 billón de dólares) acaba pudriéndose en los cubos de basura.
  • El uso ecológico de agentes químicos para poner fin al daño a los ecosistemas. 
  • La disminución de la generación de desechos.
  • Impulsar modos de vida sostenible en toda la población.
  • Fomentar políticas que reduzcan la dependencia de los combustibles fósiles.
  • Fomentar el turismo sostenible y el respeto por los recursos y la cultura local.

¿Cuáles son las acciones de producción y consumo responsables?

Las empresas tienen un papel fundamental a la hora de hacer realidad este objetivo, pudiendo contribuir de diferentes maneras. En primer lugar, es necesaria una consciencia e intencionalidad en la estrategia empresarial, incorporando objetivos concretos en sus políticas y operaciones e integrando criterios de economía circular como la prevención, reducción, reutilización, reciclaje y valoración de residuos, y reflejarlos en sus informes de sostenibilidad.

Por otro lado, es necesaria la puesta en marcha de acciones como: 

  • Combatir el desperdicio alimentario en toda la cadena de valor en colaboración con proveedores, consumidores, minoristas y gobiernos.
  • Impulsar la eficiencia energética en todo el ciclo de negocio, optando por el uso de energías renovables, no solo en la fabricación, sino también en el embalaje y la logística.
  • Implantar medidas para optimizar el uso del agua y la reutilización hídrica en la extracción de materiales y transformación de productos.
  • Minimizar la contaminación atmosférica, hídrica, del suelo y acústica y los residuos en los procesos de producción y distribución de productos y servicios. 
  • Diseño de productos y servicios de la empresa desde un uso eficiente de la energía y los recursos. Invertir en eco innovación y tecnologías sostenibles
  • Retirar gradualmente del mercado productos y servicios que impliquen un consumo excesivo de energía y de recursos naturales.
  • Extender la vida útil de los productos, evitando la obsolescencia programada y el consumo por reposición.
  • Invirtiendo en eco innovación para el desarrollo de prácticas y tecnología más sostenible.
  • Analizar y eliminar los impactos negativos sobre la biodiversidad y los ecosistemas y potenciar políticas de impacto positivo sobre el medioambiente, la sociedad y la economía.
  • Contratar con proveedores locales bajo criterios de sostenibilidad, reduciendo el impacto del transporte de productos y servicios e impulsando una económica local sostenible.
  • Formar a empleados, proveedores y cadena de valor en su conjunto en prácticas y pautas de producción y consumo sostenible.
  • En el caso de las empresas del sector agroalimentario, realizar auditorías para determinar cómo y por qué se desperdician alimentos y optimizar el proceso.
  • Potenciar el eco etiquetado en los productos de la empresa y proporcionando información transparente y fiable a los consumidores, evitando el greenwashing.
  • Optimizar los envases de los productos de la empresa con materiales biodegradables, disminuyendo los desechos y la contaminación que generan.
  • Establecer los objetivos de reducción de residuos aspirando a conseguir residuo cero.
  • Implantar sistemas de gestión ambiental y de eco-diseño certificados.
  • Realizar informes de progreso o memoria de sostenibilidad, para informar a sus grupos de interés de las contribuciones e implicaciones de la empresa en materia de sostenibilidad y fomentando estas prácticas en su cadena de suministro.

¿Es posible realmente llegar a un consumo responsable y sociedad sostenible?

Existe una tendencia clara en la mentalidad de la población hacia la producción sostenible. En 2023, un estudio realizado en España indica que el 93% de los consumidores, prefieren comprar a marcas sostenibles y a empresas con propósito y con impactos reales positivos. Esto marca claramente el rumbo a las empresas, a la hora de enfocar su estrategia hacia las preferencias de los consumidores, obligándose a cumplir con los requisitos para producir sosteniblemente. 

Sin embargo, esta es una mentalidad del primer mundo. La sostenibilidad implica innovación y elevación de los costes de producción y servicios y no todo el mundo puede permitirse el acceso a productos biosostenibles, vehículos eléctricos, o a las inversiones que requieren las energías limpias. Es necesario un cambio profundo del modelo productivo y apostar por subvenciones para lograr la transformación real.

Del mismo modo, es necesario regular la comunicación, premiar la transparencia y penalizar el fraude en lo que se refiere a mostrarse como sostenible cuando no se cumplen los criterios. Etiquetar los productos en verde o la utilización de los prefijos “eco” o “bio”, cuando no lo son, crea confusión en el consumidor en pro de un beneficio exclusivamente económico y nada sostenible. A esta forma de actuar se la denomina “Greenwashing”, o “lavado verde”, y ha dado lugar a una iniciativa para la incorporación del ODS18: Comunicación Responsable.

Alcanzar niveles aceptables de producción y consumo responsables, requiere una mirada global y la puesta en práctica de medidas reales. Requiere realizar un análisis de necesidades y riesgos en materia de extracción de materias primas e involucrar a los países menos desarrollados. Requiere un correcto uso del agua y una planificación hidrográfica consciente, que, a su vez, tenga en cuenta las necesidades de consumo de poblaciones y regantes. Requiere tomar medidas gubernamentales de cara a la transición energética, al desarrollo industrial y la movilidad sostenible y educar a la población sobre el uso de los recursos y la generación de residuos. Pero sobre todo requiere situarlo como una prioridad en la gestión política, social y económica.

Ejemplos de producción y consumo responsable

El sector de la moda y la producción textil es un buen ejemplo para comprender el ODS12 centrado en la producción y consumo responsables. La industria textil está comprometida en toda su cadena de valor: desde la extracción de materias primas de manera responsable, la producción a través de mano de obra sin sobreexplotación, la toxicidad de los materiales de tinte y manufactura, la vigilancia de los vertidos, el uso de energías limpias, la sostenibilidad del transporte, el etiquetado responsable y los mensajes al consumidor. 

Patagonia es una marca de ropa deportiva vinculada, desde su origen, a la producción sostenible a través de toda su cadena de valor, hasta el mensaje al consumidor. La empresa apostaba por la creación de ropa técnica de alta durabilidad, utilizando materiales reciclados y reciclables, invitando a sus clientes a tener una sola prenda que durase mucho tiempo, en lugar de muchas que generaran residuos para el planeta. Una lucha de su fundador, Yvon Chouinard, contra el  ‘fast fashion’ y de las crecientes tendencias consumistas. 

Reducir, reparar, reutilizar, reciclar y reimaginar, son las 5R de su estrategia, ejecutado en programas como el “Worn Wear: Better than New”, que anima a los consumidores a reparar sus viejas y gastadas pero queridas piezas de ropa —que pueden ser o no productos Patagonia— y a compartir sus ‘clothes stories’ en el blog “Worn Wear” y en las redes sociales, lo que logró que clientes y stakeholders. Sean embajadores, fans y amigos de la marca, sus tiendas se han convertido en espacios de conversación, dónde los clientes y dependientes comparten sus historias, propiciando una constante retroalimentación y un continuo ‘feedback’ para la marca. 

En 2022 el fundador de Patagonia donó la empresa a la lucha contra el cambio climático convirtiéndose en una marca ‘influencer’, que asesora a grandes corporaciones cómo Levi Strauss o Walmart, con quien se unió para crear la Sustainable Apparel Coalition.

Esta marca nació y creció desde los principios de su fundador, aunque ha demostrado saber cómo ofrecer respuestas a las necesidades de una nueva sociedad, de un mundo cambiante y de una nueva situación medioambiental. Esta coherencia y ética social y ecológica ha regido sus decisiones estratégicas de negocio: Desde el uso exclusivo de materiales sostenibles, al elevado precio en relación con sus competidores. No obstante, el consumidor ha premiado su enfoque, demostrando una preferencia por empresas comprometidas.

Desarrollo sostenible y consumo irresponsable ¿Cómo se detecta?

Existen algunos comportamientos más que evidentes en la producción y consumos irresponsables, como la sobreexplotación de los recursos naturales, la falta de respeto de los derechos humanos de los trabajadores en la cadena de valor, el uso o abuso de materiales tóxicos, la utilización de materiales no reciclables, la generación de residuos, los vertidos, etc. Sin embargo, existen otros comportamientos menos evidentes e igualmente irresponsables. Algunos de ellos ya han sido mencionados como:

  • La obsolescencia programada: diseño intencionado de un producto para que falle o acorte su tiempo de uso y deba ser sustituido por otro. Es una práctica que ha sido considerada legal aunque resulta anti ética, puesto que favorece la compra de un nuevo producto (innecesaria si fuera un producto de alta durabilidad) generando residuos procedentes de los artículos desechados. Paradójicamente, existe tecnología para contar con artículos de alta durabilidad, sin que sea empleada porque perjudica las ventas de los fabricantes. 
  • El green washing: Etiquetado o comunicación sostenible sin que realmente lo sea. En muchas ocasiones, las etiquetas de algodón orgánico o producción sostenible esconden realidades que no se corresponden con la información transmitida al consumidor, con el objetivo de ser preferidos por estos criterios o para inflar los precios. 
  • El fast fashion: fenómeno por el que la industria de la moda ofrece al consumidor la posibilidad de acceder a prendas novedosas, a precios asequibles, de manera adicional a las tradicionales colecciones de primavera, verano, otoño e invierno. Esto genera en el cliente una necesidad constante de seguir las tendencias y adquirir nuevos productos, desechando los anteriores e incrementando los residuos.
  • El desperdicio alimentario: La pérdida de alimentos se produce en las cosechas, los almacenes, los medios de transporte, los comercios y el hogar. Naciones Unidas considera este fenómeno como un riesgo para el cambio climático, la sostenibilidad de la agricultura, los medios de subsistencia humanos y los suministros de alimentos. 
  • No realizar prácticas de reciclaje, en ciudades, industrias, comercios y hogares.

¿Cuáles son las metas de producción y consumo responsables?

El Pacto Mundial y la Agenda 2030 contemplan las siguientes metas para el ODS 12, lo que impulsa la producción y consumo responsables:

12.1 Fomentar la aplicación de los Programas sobre Modalidades de Consumo y Producción Sostenibles, teniendo en cuenta el grado de desarrollo y las capacidades de los países en desarrollo.

12.2 Lograr la gestión sostenible y el uso eficiente de los recursos naturales.

12.3 Reducir a la mitad el desperdicio de alimentos y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro.

12.4 Lograr la gestión ecológicamente racional de los productos químicos y de todos los desechos a lo largo de su ciclo de vida y reducir su liberación a la atmósfera, el agua y el suelo.

12.5 Reducir la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización.

12.6 Fomentar que las empresas adopten prácticas sostenibles e incorporen información sobre la sostenibilidad en sus informes.

12.7 Promover prácticas de adquisición pública sostenibles, de conformidad con las políticas y prioridades nacionales.

12.8 Asegurar que las personas de todo el mundo tengan la información y los conocimientos pertinentes para el desarrollo sostenible y los estilos de vida en armonía con la naturaleza.

12.a Ayudar a los países en desarrollo a fortalecer su capacidad científica y tecnológica para avanzar hacia modalidades de consumo y producción más sostenibles.

12.b Lograr un turismo sostenible que cree puestos de trabajo y promueva la cultura y los productos locales.

12.c Dejar de subvencionar combustibles fósiles, de acuerdo con las circunstancias nacionales, incluso mediante la reestructuración de los sistemas tributarios. Reflejar su impacto ambiental, teniendo en cuenta las necesidades y de los países en desarrollo y minimizando los posibles efectos adversos en ellos.

La producción y consumo responsables es crucial actualmente, como otros objetivos planteados. Puedes continuar aprendiendo sobre las metas de desarrollo sostenible en las siguientes entradas de nuestro blog. Si te apasiona la sostenibilidad y el impacto social, o quieres dedicarte a ello profesionalmente, puedes formarte con nosotros con el Máster en RSC y Liderazgo Sostenible.