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Internet Física, la nueva logística

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Todos sabemos que con la llegada de Internet se ha revolucionado el mundo de una forma global. Desde el punto de vista de la logística podemos citar el e-commerce como el elemento representativo de la interconectividad, pero también lo es el intercambio de información, el seguimiento de los bienes para nutrir al fabricante de datos sobre los usos y comportamientos del producto, el control de inventarios, entre una infinidad de variables de la cadena de suministros.


Pero más allá de la red virtual, los bienes y servicios, el transporte en sí mismo y las personas, siguen siendo parte del mundo físico. Esto significa que la distribución de las cosas sigue siendo tan real como siempre y con ello la generación de CO2 y otros contaminantes del medio ambiente, el incremento de los costos y consecuentemente el precio de cada producto, tornándose, comprado con Internet, extremadamente ineficaz, además de complejo. Esta forma en que los objetos actualmente son transportados, manipulados, almacenados, fabricados y suministrados globalmente no es sostenible desde el punto de vista económico, social y del medioambiente.


¿Pero qué sucedería si la cadena de suministros pudiese simular a Internet, creando una red logística abierta y universal que fuese rentable, eficiente y sostenible a nivel social y ambiental? Pues esta hipótesis ya tiene su teoría.


El concepto de Physical Internet fue propuesto por primera vez en el 2011, por el Dr. Benoit Montreuil, que actualmente es profesor en Georgia Tech (Estados Unidos) y dirige la cátedra de distribución y manipulado de material de Coca-Cola. En Europa, la Plataforma ALICE (Alliance for Logistics Innovation through Collaboration in Europe) adoptó esta visión como objetivo de la logística de mercancías para el año 2050.


La Physical Internet, PI (π), supone lograr un sistema logístico global abierto, fundamentado en una interconectividad física, digital y operacional, a través de la encapsulación, interfaces y el diseño de protocolos, con el fin de mover, almacenar, realizar, proveer y usar objetos físicos a través del mundo de una manera económica, ambiental y socialmente eficiente y sostenible.


Por ejemplo, muchos de los contenedores y vehículos de transporte de mercancías viajan sin ocupar todo su volumen disponible. Paralelamente, existen ciertos impedimentos que hacen que los productos no lleguen al consumidor, transformándolos en residuos que quedan en redes logísticas. Con PI se pretende eliminar estas ineficiencias, al igual que Internet lo hizo con el flujo de información en todo el mundo. Para lograrlo se necesitará de un mercado abierto para el transporte de mercancías, es decir, cadenas de distribuciones compartidas, abiertas y adaptables. Los productos se transportarán en contenedores modulares, normalizados e inteligentes llamados π-containers, que permitan que cada unidad sea seguida y controlada. Los productos tendrán que adaptarse a este tipo de contenedores y los órganos reguladores deberán desarrollar protocolos internacionales para que el sistema funcione.


Sin embargo, conseguir el nivel de colaboración necesario implica un cambio en el pensamiento y cultura empresarial. Las empresas tendrán que redefinir el espacio competitivo sacándolo del proceso logístico y llevándolo únicamente a los puntos de venta, donde el cliente define el market share de cada producto. Los conceptos de cooperación y colaboración deberán estar completamente asumidos por cada eslabón de la cadena de abastecimiento, así como también será importante aprovechar las innovaciones tecnológicas como la Internet de las Cosas.


En resumen, crear la Internet física requiere de cooperación y un nivel de recursos sin precedentes. La pregunta es: ¿Será posible hacerla realidad?