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Objetivos empresariales: Qué son y qué tipos hay

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¿Qué son los objetivos de una empresa? Cuando uno lee la última edición del PMBoK, una de las cosas que más le sorprenden es la reformulación completa de la guía de buenas prácticas. Los procedimientos dejan de sistematizarse en una interfaz clara de áreas de conocimiento estructuradas temporalmente a partir de grupos de procesos, y todo se vuelve más complejo: aparecen los principios y dominios que parecen complicarlo todo.

El propósito de este cambio, aunque no está hecho a gusto de todos lo que nos ha llevado a una fase de replanteamiento general y vuelta a los orígenes, es incidir en un apartado que quizás no estaba bien enfocado en ediciones anteriores: el alineamiento del proyecto con respecto a los objetivos de la empresa.

Esta apreciación la vemos con fuerza cuando se introducen los principios. Lo que parecía ser un manual de buenas prácticas éticas y responsabilidad profesional, resulta ser un contacto profundo con el entorno del proyecto. 

Debemos ser conscientes de quién solicita qué, las sinergias que empujan a un cambio en la visión de negocio, actuaciones que nos permitan ser resilientes y, sobre todo, centrarnos en el valor. Este es el punto de partida que no podemos olvidar, marcados por los objetivos empresariales que a su vez dan sentido a la organización y a los valores en una empresa.

¿Qué son los objetivos empresariales?

Los objetivos de una empresa son la base de su existencia. Representan la descomposición a nivel estratégico y de aspiraciones que la compañía pretende alcanzar en un plazo razonable de tiempo, normalmente fijado en la misma declaración de intenciones, dando lugar a una actividad continua orientada a ese propósito.

En consecuencia, su importancia es máxima ya que un cambio en esos objetivos supondría una modificación sustancial en las metas y por tanto una nueva organización interna, quizás el desmantelamiento de otras ya en marcha. Y es que su relevancia se debe a múltiples razones, incluyendo las siguientes:

  • Dar una herramienta que permita medir el éxito de la empresa.

  • Como resultado de lo anterior, constatar que vamos en la dirección correcta.

  • Dar a los empleados un entendimiento claro de los propósitos de empresa y cómo éstos deben marcar nuestra toma de decisión.

  • Con base en lo anterior, posicionar la compañía económicamente.

Fijémonos que si bien la misión y visión de la empresa responden a por qué existe y cómo se proyecta en el futuro, los objetivos son mucho más concretos, son medibles y marcan el camino que seguiremos para dar cumplimiento a lo anterior.

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Tipos de objetivos empresariales

Definir transversalmente las tipologías de objetivos empresariales resulta muy difícil, ya que cada caso se circunscribe en un entorno con unas exigencias muy particulares que lo hacen único. Por ese motivo es importante seguir los pasos que nos permitirán fijarlos de manera clara y a partir de ahí podremos agruparlos por categorías.

En primer lugar, debemos saber por qué queremos desempeñar. La visión de empresa que comentábamos antes es fundamental como punto de partida y dar una respuesta amplia a la cuestión de “¿por qué?”. Y ahí obtendremos una razón específica para alcanzar los distintos objetivos que nos hemos marcado.

A partir de aquí establecemos nuestras prioridades para orientar un método de definición claro de los objetivos empresariales. Unos objetivos que deben ser, además, medibles, alcanzables, realistas y por tiempo limitado, los SMART que siempre incidimos en las Escuelas de Negocios.

Tras un análisis de entorno conseguiremos ser más eficientes y mejorar, interaccionaremos con los equipos de trabajo para perfeccionar esos objetivos y finalmente obtener un documento que los perfile a través de acciones concretas. Y, claro, habrá que atender a la implicación de nuestros departamentos para mantenerlos alineados con esos objetivos.

Dicho lo anterior, vemos que nuestros objetivos deben estar marcados por niveles o naturaleza (generales como empresa y específicos por áreas de trabajo), por tiempo que pueden durar (según el plazo que nos marcamos en lograr esos objetivos), por jerarquía interna (a nivel estratégico y de operaciones), y por ámbitos de aplicación (ya sean cuantitativos o cualitativos para las distintas áreas de desarrollo: económica, recursos humanos, social, etc.). 

Conclusión

Estamos ante un concepto que da sentido a todo nuestro trabajo, nos permite articular un esquema claro de desempeño y transmitir las líneas de actuación de forma directa a todos los niveles de la empresa. 

A partir de ahí los clasificaremos basándonos en factores que nos permitan impulsar y, lo más importante, medir el éxito de la organización en el tiempo, dando lugar a acciones correctivas que nos mantengan alineados en todo momento.

Finalizo enlazando con el inicio del artículo. Empecé hablando del PMBoK, más concretamente de la última edición que está en vigor, la séptima. Y de su cambio de enfoque drástico con respecto a anteriores versiones. 

Pues bien, la idea nace de la necesidad de orientar los proyectos a esos objetivos de empresa, dándoles la robustez y consistencia que les da sentido. Y es que el mundo del Project management no queda al margen de los objetivos empresariales. Si quieres aprender más sobre él, hazlo en nuestro Máster en Project Management.