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Derivados financieros: Qué son y cuáles son sus tipos

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Las acciones, los índices, los bonos, las divisas, las materias primas… Todos ellos tienen en común que son activos que se negocian en los mercados y que son conocidos por prácticamente todos aquellos que tengan unos mínimos conocimientos financieros. Sin embargo, existe otro tipo de activos más complejos que incluyen alguna ventaja respecto a los anteriores, son menos conocidos pero muy utilizados: se trata de los derivados financieros.

¿Qué son los derivados financieros?

Los derivados financieros son instrumentos cuyo valor se basa en el precio de otro activo subyacente, como pueden ser acciones, bonos, divisas o materias primas, por ejemplo. Pero su ventaja respecto a los otros activos radica en que en el momento de su contratación no se exige desembolsar el 100% del precio de activo sobre el cual se ha emitido el derivado, sino una cantidad inferior a modo de garantía colateral o prima. 

Es decir, podemos afirmar que un producto derivado tiene como característica esencial que se trata de un apalancamiento financiero.

Características de los derivados financieros

Así, las propiedades o características de los derivados financieros son:

Comportamiento

Su comportamiento está referenciado a un activo denominado “activo subyacente”. Su evolución dependerá del comportamiento del activo al que se referencia. Por ejemplo, si contratamos un derivado sobre el índice IBEX35, su precio dependerá estrechamente de la cotización de dicho índice.

Operación financiera a plazo

Es una operación financiera a plazo. Ello significa que su liquidación no se produce en el momento actual, sino en un plazo de tiempo pactado. Por citar de nuevo un supuesto práctico, imaginemos que contratamos un derivado sobre el IBEX35 pactando la compra del activo subyacente a un precio determinado y que se realizará en tres meses. 

Apalancamientos financieros

Son apalancamientos financieros. Y, por lo tanto, en la compra o venta del derivado no se exige el desembolso total de la operación, sino que se depositarán garantías equivalentes a un porcentaje del valor del activo.

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Usos de los derivados financieros

Una vez que conocemos en qué consiste un derivado financiero y cuáles son sus características, podremos entender qué usos se les da a estos instrumentos financieros. Los derivados se pueden utilizar para tres cosas principalmente: especulación, cobertura y arbitraje.

Especulación

Consiste en adoptar una posición direccional en el mercado en función de la previsión del activo subyacente. Es decir, si pensamos que en las próximas semanas la cotización del IBEX35 va a subir de precio, podríamos adquirir un derivado que nos ofreciera una apreciación superior de este índice.

Arbitraje

Se trata de conseguir un beneficio seguro operando en dos o más mercados a la vez, buscando un potencial beneficio ante la posible formación de ineficiencias en los precios de los activos financieros.

Cobertura 

El objetivo es neutralizar el efecto de las subidas o bajadas del subyacente adoptando una posición contraria que permita limitar lo más posible los movimientos adversos a nuestros intereses.

Tipos de derivados financieros

Los derivados financieros son productos complejos que exigen un detallado conocimiento por parte del inversor que desee hacer uso de los mismos. Permite adoptar distintas posiciones ante eventuales movimientos de los mercados, por lo que existen varios tipos de ellos según la necesidad que se busque con su uso. Los tipos de Derivados más frecuentes son:

Futuros

Son contratos entre dos partes, comprador y vendedor del futuro. El comprador se obliga a adquirir el activo subyacente en una fecha futura y a un precio fijado. Y el vendedor del futuro se obliga a venderle al comprador el activo subyacente en dicha fecha y a dicho precio. La fecha y el precio se fijan en el momento en el cual se formaliza la operación. 

Opciones

Son acuerdos contractuales en los que el comprador tiene el derecho a comprar (opción “call”) o vender (opción “put”) un activo subyacente a un precio fijado en una fecha determinada. Y, por el contrario, el vendedor tiene la obligación de comprar o vender ese activo al precio fijado en la fecha acordada, recibiendo a cambio una prima por asumir dicha obligación.

Swaps

Son acuerdos en los que dos partes intercambian flujos de efectivo basados en diferentes tipos de interés, divisas, commodities u otros parámetros financieros. Los swaps son comunes en la gestión de riesgos y en la optimización de estructuras de financiación. 

Contratos por diferencia (CFD)

Los CFD son acuerdos que permiten a los inversores especular sobre el precio de un activo subyacente sin poseer el activo real. Los inversores ganan o pierden la diferencia entre el precio de entrada y el precio de salida del CFD.

Productos estructurados

Estos derivados financieros son instrumentos complejos que combinan varios elementos financieros, como opciones, futuros y bonos, para crear perfiles de riesgo y rendimiento específicos para satisfacer las necesidades de los inversores.

En resumen, los derivados financieros son instrumentos muy utilizados en los mercados globales. Permiten gestionar riesgos, diversificar carteras de inversión, protegen ante cambios desfavorables del mercado optimizando las estrategias financieras o pueden usarse para especular sobre movimientos de precios buscando beneficios en cualquier situación del mercado.

Sin embargo, su uso conlleva un elevado nivel de riesgo ya que son instrumentos realmente complejos, por lo que sólo son aptos para aquellos que tengan conocimientos sólidos de los mercados y de los activos financieros.

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